La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) ha identificado el envasado como uno de los elementos clave para reducir el desperdicio a lo largo de la cadena de valor.
El packaging va mucho más allá de lo estético, es una decisión estratégica que tiene impacto en tiempos de producción, en la cadena logística e incluso en la posibilidad de reducir desperdicios tanto de materia prima, de los desechos que van al ambiente, así como de los mismos productos que contienen.
Especialistas en investigación de mercado de Ipsos, aseguran en recientes estudios que el 72% de los consumidores se ven influenciados por el diseño y los materiales utilizados en el embalaje del producto al momento de tomar decisiones de compra.
Esta es una decisión estratégica, que no solo influye en ventas, si no que puede garantizar menor desperdicios en el proceso de producción y también favorecer el manejo de desechos, de manera sostenible.
Ni contaminación, ni desperdicio
En esta línea, cada vez es más claro que para conectar con los consumidores es necesario repensar el diseño y la fabricación de los envases, definiendo la manera de reducir los residuos de materiales altamente contaminantes o minimizar al máximo posible el envasado de productos.
Fuente:Revista corrugando