El puerto Shanghái continúa bajo una serie cambiante de regulaciones de bloqueo que han afectado significativamente la fabricación y la logística terrestre local. Durante el primer mes de cuarentena, los portacontenedores continuaron con las operaciones de los buques casi con normalidad. Al momento anterior, el analista lo clasifica como una primera fase que tuvo consecuencias como la presión a la baja sobre las tarifas spot, ya que los buques zarpaban desde Shanghái con
menos capacidad utilizada de la prevista, lo que llevó a las líneas navieras a completar carga en otros puertos. También aumentó la congestión, ya que los contenedores ingresados no podían ser entregarlos a los importadores. Algunas líneas en el apuro tuvieron que desviar la carga refrigerada a otros puertos. «La congestión sigue siendo un gran problema”, reconoció Soren Skou, CEO de Maersk, pese a la continuidad operativa del puerto.
Segunda Fase
A fines de abril hubo un aumento en el número de blank Sailings en la ruta Asia-Europa del Norte. Y, en mayo, se comenzaron a observar en la ruta Asia-USEC. Es probable que aumenten el número de zarpes cancelados y se omitan cada vez más las recaladas en el puerto de Shanghái para salvaguardar los cronogramas en el resto de los itinerarios.
La fase dos llevará a una presión alcista sobre las tarifas spot, además, se podrá observar una reducción de los contenedores que se reposicionarán en Shanghái durante julio y agosto. Esto coincidirá con la temporada alta, plantea Jensen, y si esta conlleva un peak fuerte, podría sumar más presión al alza sobre las tarifas spot.
Tercera Fase
Para el analista, la fase tres será marcada por la reapertura de Shanghái, lo que generaría un aumento de la carga
que preparará el escenario para la escasez de capacidad y la presión al alza de las tarifas. Además, es probable que la temporada alta- que suele comenzar a fines de agosto y termina en noviembre- parta mucho más tempranamente
este año.

Fuente:Mundo Marítimo