El ILWU (Sindicato Internacional de Estibadores y Almacenes) está llevando a cabo acciones de trabajo concertadas y perjudiciales que han paralizado las operaciones en algunas terminales marítimas de los puertos de Los Ángeles y Long Beach. Esta es la segunda vez en lo que va del año de negociaciones que los miembros del sindicato ILWU recurren a la paralización de las operaciones en los puertos de la costa oeste como medida de presión para sus demandas.
Para cualquier puerto o zona portuaria es un problema de grandes proporciones estar bajo amenaza operativa por condiciones laborales. Pero el escenario global logístico actual lo hace aún más duro. Recién saliendo de las disrupciones causadas por la pandemia, donde la costa oeste de Estados Unidos acaparó titulares durante dos años por su intensa congestión portuaria, y en medio de un ‘desplome’ de las tarifas de fletes que han caído estrepitosamente desde los altos valores apreciados durante la fiebre de consumo del Covid-19, paralizar operaciones pone en jaque a un sector que ha estado bajo marcadas presiones durante mucho tiempo, poniendo a prueba tanto su capacidad de resiliencia como su habilidad para recuperar la confianza de usuarios que cambiaron sus itinerarios incluso hacia otras rutas, ya que las recaladas en la costa oeste de Norteamérica ya no son rentables.
Fuente: Mundo Marítimo