La empresa ya opera una fábrica de plástico verde, producido a partir de la caña de azúcar, en Rio Grande do Sul, a plena capacidad de 200.000 toneladas y deberá aumentar ese volumen en 60.000 toneladas el próximo año, con una inversión de US$ 87 millones.
La unidad en Tailandia aprovechará la capacidad ociosa de la instalación existente del socio SCG Chemicals, dijo el CFO de Braskem, Pedro Freitas, en una presentación a los analistas este lunes.
Evitó poner un valor a la inversión en la empresa mixta con SCG, pero recordó que citó los recursos aplicados a la ampliación de la planta de Triunfo (RS), del orden de US$ 1.500 por tonelada.
Actualmente, la compañía está analizando los detalles de ingeniería para la nueva unidad. El etanol que se usará en la producción se producirá en Brasil a partir de fuentes certificadas libres de quemas o violaciones de derechos humanos, dijo el ejecutivo. “Tailandia es uno de los 10 mayores productores de etanol del mundo, pero todavía queman la caña… El costo de llevar el etanol a la fábrica no hace inviable el proyecto”, dijo.
La planta del sudeste asiático tendrá un volumen de al menos 200.000 toneladas, lo que podría duplicar la capacidad actual del producto, muy demandado por los grandes fabricantes de bienes de consumo que han asumido objetivos de reducción de emisiones de carbono y cuyas sedes se encuentran en Europa y Asia .
Braskem tiene como meta aumentar la capacidad de producción de PE verde a 1 millón de toneladas hasta 2030, lo que representa un crecimiento anual del 21%.
La empresa comenzó a producir plástico a partir de la caña de azúcar en 2010, en Triunfo, pero hasta 2019 que comenzó a recibir pedidos más importantes del producto en condiciones más acordes con la inversión. La petroquímica afirma que el PE verde elaborado a partir de la caña de azúcar es 100% reciclable y que puede ser utilizado en los mismos equipos que procesan plástico de origen fósil, sin requerir inversiones adicionales por parte de los clientes, lo que ha ayudado a la empresa a vender el producto que por el momento ser tiene un costo mayor que el convencional.
Para medir el impacto del PE verde, Braskem afirma que cada tonelada del producto es responsable de remover 3 toneladas de carbono de la atmósfera. Y como este carbono queda atrapado en el plástico, no vuelve al medio ambiente con la degradación del material, como ocurre con el papel.
La empresa, que tiene el objetivo de reducir sus propias emisiones de carbono en un 15% para 2030, citó un ejemplo de pajitas de plástico que tienen una menor huella de carbono y un menor consumo de agua que el papel y el acero en la producción.
AFreitas citó como reciente victoria de Braskem en este trabajo de convencimiento el intercambio de material para los vasos de bebidas en el Rock in Rio. Los organizadores del evento inicialmente prefirieron el papel, pero optaron por vasos de plástico, dadas las acciones de reciclaje prometidas por Braskem, dijo.
Fuente: Americaeconómia.com